Uno de los mayores desafíos para la producción ganadera y avícola es el costo cada vez mayor del alimento, que representa aproximadamente el 70% de los costos totales de producción.

El aumento de la producción de carne requiere la necesidad de ampliar las áreas agrícolas y aumentar el consumo de alimento y agua. La reducción de las tierras cultivables, el cambio climático global y la escasez de recursos de agua dulce dificultan satisfacer la creciente demanda de proteínas. En este contexto, tiene sentido buscar fuentes de proteínas alternativas y sostenibles, que puedan contribuir a la seguridad alimentaria mundial.

El cultivo de insectos podría ser un enfoque práctico, económico y sostenible para la producción de proteínas de alto valor, ya que podría tener una huella ambiental menor que la agricultura tradicional, con una reducción en el uso de la tierra y el agua, los residuos y las emisiones contaminantes.

Las proteínas de los insectos pueden ofrecer beneficios para la salud de los animales de granja, mejorando potencialmente su inmunidad y reduciendo la necesidad de antibióticos. Esto es particularmente importante en el contexto de la creciente preocupación por la resistencia a los antibióticos y el deseo de prácticas agrícolas sostenibles y más saludables.

Además, los insectos pueden contribuir a la gestión de residuos al consumir materiales de desecho orgánicos. Un ejemplo son las larvas de la mosca soldado negra, un insecto particularmente eficaz a la hora de convertir residuos orgánicos en biomasa rica en proteínas.

En general, el cultivo de insectos representa un enfoque prometedor e innovador para abordar los desafíos económicos y ambientales de la industria ganadera y avícola. A medida que la industria explora y adopta prácticas sostenibles, esta alternativa podría desempeñar un papel importante en la creación de un sistema de producción de alimentos más resiliente y respetuoso con el medio ambiente.