El desarrollo de la Inteligencia Artificial puede ayudar a aumentar la productividad, reducir el impacto ambiental y mejorar el bienestar animal.
Herramientas como micrófonos, cámaras, sensores, conjuntos de datos y dispositivos móviles ya están disponibles para los agricultores que quieran dar vida a este escenario conectado. La inteligencia artificial es sólo una tecnología entre muchas que pueden utilizarse para impulsar a la industria desde la simple prevención a la predicción.
Además de todo lo relacionado con el bienestar y la productividad animal, también hay implicaciones en la interpretación: un equipo canadiense está intentando traducir el «crocodé».
Investigadores de la Universidad de Dalhousie han desarrollado un sistema de inteligencia artificial (IA) que intenta decodificar el lenguaje de las gallinas.
En este panorama revolucionado, la inteligencia artificial se convierte no sólo en una herramienta de investigación científica, sino en el potencial catalizador de una ética ecosistémica más inclusiva, puesta al servicio de la armonía en la relación entre especies.
Los efectos de tales estudios también podrían reflejarse en el sector alimentario. Entendiendo las condiciones emocionales de los animales de granja, se puede influir positivamente en la calidad de vida y, en consecuencia, en la calidad de los productos resultantes.